Vinilo de 180 gramos. Todo músico tiene su área de especialización y para Chet Baker esa era la balada. Por lo tanto, este álbum dedicado enteramente a las baladas, ofrece a los oyentes la oportunidad de escuchar a Baker haciendo lo que mejor sabe hacer, lo hace mejor que cualquier otro trompetista en la historia del jazz. Para esta sesión, grabada el 30 de diciembre de 1958 en los Reeves Sound Studios de Nueva York, el niño del cartel del cool jazz de la Costa Oeste (que acababa de cumplir 29 años) reunió a un sexteto superlativo de la Costa Este que presentaba la inusual combinación de primera línea de flauta (Herbie Mann), trompeta (Baker) y barítono (Pepper Adams), apartándose ocasionalmente de este formato, sin embargo, para mostrar el toque de guitarra de Kenny Burrell. El pianista Bill Evans, Philly Joe Jones (batería), Paul Chambers (bajo). Este álbum representa uno de los últimos trabajos de estudio de Baker antes de emigrar definitivamente a Europa.